sábado, 21 de septiembre de 2013

PICCOLI

Nombre: Piccoli
Ubicación: C/ Asturias, 4 (Puerto Sagunto, Valencia)
Precio medio por persona: 15 euros

Más que una crítica gastronómica, hoy vamos a hacer una antología culinaria.En Puerto Sagunto abundan los restaurantes italianos, sin embargo cenar en Piccoli los sábados es ya todo un clásico entre los autóctonos. Por este motivo, explicar únicamente una cena, es privar al lector de un amplio abanico de platos a camino entre Italia y España.


ENTRANTES

En primer lugar, recomendamos no saltarnos los entrantes. Nuestra recomendación personal clásica es el carpaccio de buey con parmesano y rúccula. Estos tres ingredientes casan a la perfección, creando un sabor intenso y adictivo. Normalmente viene aderezado con un poco de aceite, vinagre y limón; y se toma con tostadas de pan. 
Aunque si lo vuestro no es la carne cruda, también se puede recurrir a un plato que si bien irrumpió con fuerza en el panorama gastronómico, ahora parece prepararse con desgana en algunos restaurante, excepto en este. Nos referimos al queso camembert frito con mermelada de arándanos. Comento esto porque en algunos locales parece que no se ha de prestar demasiada atención a esta combinación y el queso aparece prácticamente crudo. Sin embargo, en Piccoli te lo sirven con el punto justo para que se cree una capa crujiente, y lo combinan con mermelada de arándanos, más ácida, en lugar de con la de tomate, que suele quedar demasiado dulzona. 
Por otra parte, también es necesario apuntar lo que no recomendaría a nadie: las verduras a la plancha y el pan de ajo. Las primeras cumplen lo que prometen: son verduras a la plancha con un poco de sal, ni más ni menos. Muy parecido a lo que pueda hacer tu madre en un excedente de cosecha de calabacines, intentando mantener una dieta sana. Lo mismo ocurre con el pan de ajo, y lo cierto es que si vas a comer pizza el pan en si mismo es redundante.


ENSALADAS

Las ensaladas en el restaurante Piccoli son un must de la carta. Empezando por la del chef y acabando por la de queso de cabra. En primer lugar, empezaremos desde la ensalada de queso de cabra con pasas y frutos secos. Esta ensalada empezó siendo una acertada mezcla de lechugas rizada y de hoja de roble, con gruesos medallones de queso de cabra, pasas y vinagre balsámico de Módena. Sin embargo, con el tiempo, ese ligero sabor entre dulce y salado que aportan las pasas en contraste con el resto de la ensalada, ha dado paso a la crecida descontrolada de pasas y dátiles, quedando una ensalada dulzona y algo cargante. Este fue el detonante para empezar a probar nuevas ensaladas, como la de pollo y jamón cocido. Se trata de una alternativa sencilla que combina los ingredientes que le dan nombre, con queso a dados, nueces, mayonesa rebajada, lechuga picada y tomates. Lo cierto es que se come sola y su sabor no carga, así que es una opción ideal para aquellos que no quieran arriesgarse demasiado.
En la misma linea, aunque más original, también encontramos la ensalada del chef. Sobre una base de lechuga picada y tomate cherry, cortan queso feta y piña a taquitos, y la bañan con una suave salsa rosa. En algunos restaurantes he encontrado versiones similares como la ensalada tropical. Pero aunque todas estas ensaladas puedan abrirnos el apetito, recomiendo encarecidamente no perderse la ensalada tibia de invierno: sobre una base de lechuga, se añade queso, judías verdes, champiñones y jamón frito, todo ligado con mayonesa reducida. Una propuesta muy original con la que acabar esta sección y comenzar con... ¡la pasta!

PASTA Y PIZZAS

En esta sección es donde nuestras glándulas salivares empiezan a trabajar y se nos hace la boca agua. Podríamos hablaros de todas sus pizzas y de las múltiples combinaciones de pasta y salsa, sin embargo os vamos dar nuestra recomendación estrella. Tras año de catas, de interminables cenas y de rebañar platos hemos dado con la combinación exacta: fagotti rellenos de pera y queso con salsa de pesto rosso. Lo subrayo porque es una de las combinaciones más innovadoras y sabrosas de la carta. Los fagotti son algo así como pequeñas bombitas que van rellenas de queso y pera. No os preocupéis por la pera, da un toque dulce, pero no empalaga. Esta delicatessen se mejora con una ligera salsa de tomate, parmesano y jamón serrano (sin freír, natural), que decolora suavemente la superficie de la pasta y hace que el parmesano se adhiera a los fagotti en toda su extensión. Es toda una experiencia, coronada por el clásico y salado sabor del jamón español, un mestizaje inigualable. 
Sin embargo, también hay otra combinación que hace que rebañemos el plato y me refiero a los gnochi rellenos de mozarella y tomate con salsa de setas y trufa. Este descubrimiento nos dejó con la boca abierta, sin duda, pidiendo mas pan. El gnochi da una base acolchada para una salsa de setas más densa que sin duda es la protagonista del plato, decorada con trufa rallada. Su sabor engancha y si bien es un plato más consistente que los fagotti, es ideal en invierno, ya que se sirve bastante caliente. 

Respecto a la pizza, aunque la carta no es muy variada, nosotros sólo tenemos ojos para la pizza Píccoli. Sobre la clásica base de tomate y mozarella, se añade jamón de york, champiñones, pimiento verde y un huevo. La combinación de huevo con las finas lonchas de pimiento verde, renuevan el sabor y la textura de la clásica pizza que ya conocíamos, y nos pegamos por los trozos en los que más huevo ha caído. 

POSTRES
No se si después de probar todos estos platos podréis llegar al postre, pero si esto sucede, uno de sus mejores postres es la tarta de queso casera. No voy a describiros exactamente como es, porque ya os podéis imaginar cómo es una tarta de queso. Sin embargo he de deciros que se trata de un postre de calidad, con una suave confitura que lejos de ser dulzona le da un toque ácido. Muy recomendable.

BEBIDA
Sin rodeos os puedo decir que su sangría es una de las mejores que hemos probado en muchos restaurantes, ni aguada ni hiperalcohólica. La mejor opción para acompañar a estas obras de la gastronomía ¡italomediterránea!¡Salud!






viernes, 13 de septiembre de 2013

Long

Nombre: Long
Ubicación: Avd. Mediterráneo,129.  Puerto de Sagunto (Valencia)
Precio medio por persona: 18 euros

Nos trasladamos a una de las mejores playas del litoral levantino, pero esta vez no degustaremos su comida tradicional, sino una de las mejores consecuencias de la globalización. Junto al mar nos encontramos con el restaurante "Long" dedicado a mostrarnos las exquisiteces de la comida asiática. No se trata de un restaurante "chino" cualquiera, sino un local que ha hecho de la calidad y la distinción su máximo exponente. La entrada al restaurante recuerda al interior de una casa de té, pero modernizada, con madera oscura y paneles blancos, adornado con pinceladas de oro. Lejos queda la época de geishas en acuarela sobre un panel luminoso, mientras nos emborrachábamos de un rojo chillón. Cuando nos metemos en ambiente, notamos un detalle ya famoso en este local: su piano de cola. Los sábados por la noche no falta pianista para deleitar la velada. En poco tiempo ya nos hemos sumergido en una nueva Asia, más modernizada, y aun seguimos viendo el mar. 

Cuando nos traen la carta nos sentimos tentados por todo tipo de manjares, sin embargo tenemos la ideas claras: pato laqueado. Recomendado por varios conocidos, ya sentimos curiosidad y dejamos de lado cualquier tentación que le sirvan al vecino. Es más caro que cualquier otro plato (13 euros por persona), así que esta vez será lo único que probemos. Sin embargo, no nos quedamos con hambre, el plato en realidad son tres formas de comer pato: consomé de pato, rollitos de otoño y pato salteado con verduras; y además, es un espectáculo. 

En primer lugar te sirven el consomé de pato: un caldo con algas y pato, aunque las algas son similares a las acelgas. Se presenta en un cuenco con cuchara de porcelana y tiene un sabor muy intenso. Posteriormente traen un carrito a la mesa, donde la camarera tiene el pato laquedado, y en el momento lo cortan y lo preparan con palmito y setas chinas en forma de rollito, todo ello mezclado con una salsa granate que parece saber a mermerlada de fresa, vino tinto, anís y alguna reducción de balsámico. Esta salsa sin duda, además del pato, resultan prácticamente adictivas. Además, la camarera deja las alas del pato para poder dedicarte a una degustación sin límites. Finalmente, lo que sobra del pato se fríe con zanahorias, soja y la salsa que nos ha venido acompañando durante la cena. Tres formas de cocinar y disfrutar un ave magra y sabrosa. Muy recomendable.

Sin embargo, es cierto que puede llegar a ser un poco repetitivo y se hecha de menos un poco de arroz o tallarines. Aunque bien es cierto que el plato en si deja satisfecho. Aun así recomendamos no sólo este plato, sino muchas de las delicias orientales que se esfuerzan por preparar en este restaurante.