domingo, 29 de diciembre de 2013

El Rincón del Sibarita: Don Diego. Santa Faz (Alicante).

Ubicación: C/ San Diego nº1- Santa Faz (Alicante)
Precio medio por persona: 25€

En la ciudad de Alicante, en el periférico barrio de Santa Faz, nos encontramos con un local que parece no encajar con la estética del barrio. Se trata de una tienda-restaurante gourmet (así se autodefinen), decorada con una amplia gama de sus propios productos en estanterias de madera desnuda. Sobre un fondo negro se distinguen productos de la "terreta", incluyo su propia cerveza, y algunos llegados desde zonas como Galicia o Cantabria.

Uno de los pocos comentarios negativos que habíamos escuchado aludía a su reducido espacio, y los confirmamos desde el primer momento. Nos asignaron una mesa encajonada entre varias estanterías y la puerta, con miedo a romper algún producto nos sentamos resignados. El local cuenta con una barra periférica y otra interior, creando un pasillo estrecho y dejando poco espacio para las mesas. 

Por el contrario, un punto positivo se lo lleva el servicio. La atención fue inmediata y bastante eficaz, dos cervezas, unas aceitunas por parte de la casa y un entrante de degustación nos sirvieron para abrir boca.El entrante consistía en una efímero crujiente de pulpo sobre una base de hojaldre. 

Pronto llegó la ensalada, una cama de rúcula sobre la cual descansaban 6 rodajas de tomate intercaladas con 6 "crujientes" discos de parmesano, y por encima 6 lonchas de jamón de pato. El sexteto estaba aliñado con aceite y vinagre balsámico y coronado con diversos brotes verdes. El plato en general parecía muy apetecible, especialmente el parmesano; cual fue nuestra sorpresa cuando al tratar de hincarle el diente al queso, descubrimos su desagradable textura. Definirlo es difícil, si el parmesano tiene una textura relativamente arenosa, este queso estaba entre gomoso y acartonado, estropeando el conjunto en boca de la ensalada. Contando con que era lo más especial del plato, la ensalada se quedó en un relleno de estómago. Pese al jamón de pato, esta ensalada no fue nada nuevo. 

Nuestras se esperanzas se pusieron en los saquitos de pera, riccota y salsa de foia. En este punto hay que aclarar que la definición de saquitos no se corresponde con lo que normalmente se espera. Nos sorprendieron esta vez con unos faggoti alineados en la diagonal de una plato, y bañados con una insípida salsa de foia. El saquito de pasta formaba una aglomeración en su punto de unión y la pera intentaba dar algún sabor cuando esta masa sosa se intentaba digerir. 

Finalmente, intentando llenarnos llegó el carpaccio de buey con parmesano y albahaca. El plato cumplía lo que prometía, finas lonchas de buey, que abundantemente se colocaban en espiral, siendo su centro una montaña de parmesano.Hay que reconocer que todos los platos gozaban de una presentación muy cuidada. Si bien somos aficionados de este plato, realmente carecía de sabor; y con el hambre que acarreábamos de los platos anteriores, nos terminaron de decepcionar. Un toque de limón con el parmesano por favor y un poquito de pan, que no hizo acto de presencia en toda la velada. 
El toque dulce de la noche llegó de la mano de una coulant de chocolate negro que no se hablaba en el plato con el helado de vainilla. En este punto de la velada la "modernidad" de colocar el coulant y el helado en una plato tan grande y distante, llegó a ser ridículo. Anunciaba la carta que el postre tardaría unos 15 minutos en salir, nos hizo sospechar que tardara solo cinco. De hecho el coulant daba la impresión de haberse calentado al microondas y de chocolate negro no tenía nada. Si bien habíamos escogido este postre con el deseo de rebosar nuestros estómagos, volvimos a casa con hambre. 

La sorpresa más agradable la noche la puso un vino dulce llamado "Cristali", denominación de origen Alicante. Un vino muy agradable, con un toque afrutado, especialmente a litchie,y los característicos matices que aporta la variedad moscatel, pero sin resultar nada empalagoso. Así concluyó nuestra velada "gourmet", de la que verdaderamente salimos con hambre y preguntándonos si no habríamos escogido inadecuadamente. Lo que si estaba claro es que la relación calidad precio no fue de nuestro agrado.

domingo, 15 de diciembre de 2013

El Vizcayo, Gazpachos Manchegos y espectáculos erótico-festivos.

Part. Bola, S/N
Castalla - Alicante
Precio del Menú: 22 euros.

Estábamos en Alicante y un amigo me comentó que íbamos a ir a un restaurante especial, algo bastante original, y la verdad es que no sabía que esperarme. Emprendimos el viaje, y llegamos a un pueblo llamado Castalla, coronado este por un señorial castillo desde donde se divisaba el pueblo y los montes que lo rodean.


El mesón el Vizcayo no está ubicado en el centro del pueblo sino que está a las afueras. Desde el exterior aparenta ser una típica venta de carretera, y así es, aunque con sus peculiaridades. Nosotros fuimos con el menú cerrado, según me dijeron 22 euros sin límite de comida ni bebida, y eso me creó aún más dudas sobre sitio.

Cuando llegué allí me sorprendí bastante, el salón principal tiene colgando todo tipo de embutidos, secos y frescos, en eso consistía el digamos "primer plato" los comensales reciben un guante y un cuchillo, y puede cortarse tantas tripas como quieran. Para hacer más contundentes si caben los aperitivos se toman con pan tostado con aceite y ali oli.

Al poco de estar deleitándonos con  tan ligeros manjares no trajeron una gran torta de pan y pregunte: ¿Y esto? ¿Para empujar? Pues no, tras abrir el apetito con los embutidos nos esperaban unos GAZPACHOS MANCHEGOS  ad libutum.

El camarero nos abrió la torta, y al tiempo nos trajo una muestra de los gazpachos para ver si estaban en su punto, y de ahí en adelante fue un no parar de comer. Primero pusieron sobre la torta la carne, en este caso pollo y conejo, y después los gazpachos. Los Gazpachos manchegos eran para mi unos grandes desconocidos, de hecho los probé con cierto recelo al principio, pero el Vizcayo no defraudó, estaban deliciosos. Tenía muchos sabor a carne, pero también a monte, mucho romero y quizás algo de tomillo, la verdad es que me encantó el plato. Todo esto regado con un par de botellas de vino de la tierra, que al igual que las cervezas que tomamos al inicio de este banquete estaban incluidas en el menú. 

Parece que la cosa termina aquí, pero todavía no hemos pasado el ecuador de este atracón de comida que el Vizcayo propone. Y lo mejor es que este no solo despacha comida, sino también diversión. El dueño del restaurante es una persona ya mayor, de esas que si conocieron la vergüenza de jóvenes ya la dejaron atrás. Al vernos este un grupo de gente joven no le falto tiempo para hacernos pasar un buen rato. Todo comenzó con unos trucos de magia. Adivinando la carta que nosotros cogíamos, hasta llegar al punto de que le preguntaba a cualquiera de los camareros la carta que había cogido y estos se la decían. Toda una performance en la que se iban notando unas ciertas connotaciones verdes.  Entre truco y truco, llegaban mas y mas cazuelas de gazpachos, el camarero nos rellenaba la torta sin cesar hasta que llegó a un punto en el que tuvimos que rogarle que parase.

Como comenté la cosa no termina aquí. Cuando dijimos al camarero que por favor no trajese más gazpachos preguntó ¿Os limpio la torta? Yo no entendía nada... De repente comenzó a retirar todas las sobras de la torta y cuando concluyó trajo 2 tarros de miel. Y al igual que yo pensé entonces, diréis ahora vosotros ¿Todo esto para qué? ¿Qué para qué? ¡Para tomarnos la torta con miel! ¿Sorprendente no? Yo la verdad es que tenía muchísima curiosidad y no dude en probarla, y ciertamente estaba deliciosa. La mezcla de los gazpachos con la miel resulta curiosamente buena. Entre bocado y bocado apareció allí de nuevo el señor Vizcayo, filosofando acerca de la juventud, la turgencia de la mujeres jóvenes, lo que le subía y ya no le sube etc, etc. Aquello ya pasó de castaño a oscuro. Y hablando de castañas nos preguntó si sabíamos cual era el mejor método anticonceptivo, a lo que dijimos:
- !Sorpréndanos¡

Y así hizo.

-¡Una Castaña! Dijo nuestro ya amigo el Vizcayo.

-¿Como que una castaña Vizcayo?

Y reproduzco la conversación:

-¿Quien es el más caliente de la mesa?

( Se hace el silencio) 

- Tú, tú tienes cara de ser el más caliente de todos. Toma la castaña y coge un botella.

-¿Una botella Vizcayo? Dijo mi amigo

-Si, y revienta con todas tus fuerzas la castaña, que ya te digo yo que es mejor método anticonceptivo que existe.

Mi compañero, con mucha decisión agarra la botella por el cuello y revienta la castaña. De repente una de las cosas más surrealistas que he visto sucedió. Un preservativo salió disparado de la castaña. Y entre nuestro mar de risas y el de las mesas de alrededor el Vizcayo se marchó diciendo:

- Ahí fuera tengo el árbol, !Cuando queráis castañas ya sabéis!

Aquello fue memorable. Tras este fue rotando por las mesas haciendo otros numeritos,  entre ellos el de un pene de plástico que según él, se ponía mas o menos erecto en la mano de la mujer según lo caliente que esta estuviera. Tras este breve inciso volvemos al menú.

Una vez nos comimos la torta  con miel nos trajeron una enorme bandeja de frutas. Yo me planteaba ¿De verdad piensan que me queda hueco en el estómago? Y para concluir, y aligerar un poco la pesada digestión nos dieron una infusión ligeramente aliñada con algunos licores.

La verdad es que el sitio merece la pena, el precio no es para nada excesivo, y eso que yo no tengo especial preferencia por los embutidos. Concluyo que ir al Vizcayo no es ir solo a comer, sino que es toda una experiencia para  el paladar y para tu sentido del humor. Animo a todo el mundo a que se pase por allí y disfrute de unos buenos gazpachos manchegos.

martes, 26 de noviembre de 2013

Tertulia y Cata “Cooperativa La Unión presenta sus vinos y aceites 2013″ en Bodegas Mezquita

Por cortesía de Antonio Ramos "Ramillos"


Ubicación: Córdoba


El pasado jueves asistimos a la tertulia “Cooperativa La Unión presenta sus vinos y aceites 2013″, organizada por Taberna 2.0 en el restaurante Bodegas Mezquita. La tertulia consistió en una cata de cuatro vinos y un aceite de la cooperativa La Unión.

La cata estuvo dirigida por Francisco Fernández de La Unión quién en primer lugar nos enseñó los rudimentos de la cata, relacionados directamente con los sentidos: primero vista, después olfato y por último el gusto. Para después sumergirnos directamente en la materia prima.

Comenzamos probando un vino joven de Tinaja, de uva de Pedro Ximénez. Aunque no posee una gran intensidad aromática pueden detectarse olores de fruta verde y vendimia. A la vista se trata de un vino limpio, brillante, con tonos amarillos y verdosos. Al gusto es seco y poco ácido, ligero y agradable al paladar.

En segundo lugar, degustamos un vino joven Algarabía, de la variedad Sauvignon. A la vista se nos muestra un vino limpio y brillante, con tonos dorados más intensos que el anterior. Es un vino con una intensidad aromática muy alta, se nos vuelven a presentar aromas de frutas verdes pero esta vez con un toque cítrico. De sabor seco, un poco más ácido, destaca la intensidad retronasal de los aromas.

A continuación pasamos a un rosado Los Omeyas de la variedad Syrah. Estamos otra vez ante un vino limpio y brillante, esta vez de tonos rosados y violetas. Intenso en nariz, trayendo aromas a frutas poco maduras, frutas rojas y minerales. Al gusto es seco, poco ácido, equilibrado y se nota una leve astringencia.
Para cerrar el abanico de vinos tenemos un tinto Los Omeya Roble, también de la variedad Syrah. Un vino brillante a la vista, de tonos rojo cereza y con toques de color teja. Al olfato se nos presenta como un vino de intensidad media, con aromas de frutas rojas y madera de roble. Es un vino seco en boca, muy estructurado, con sabor a roble y gran astringencia.

Termina la cata con el producto que más nos ha gustado, el aceite de oliva virgen extra Los Omeya Fresco. Un aceite de un precioso color verde intenso y reflejos dorados, que ya sorprende en la botella. Al olfato descubrimos olores sorprendentes e intensos a tomate, almendra y hierba. En boca se descubre un sabor fresco, almendrado, ligeramente amargo y que deja un agradable picor en el paladar.

Tras la cata el restaurante Bodegas Mezquita nos obsequió con su tradicional tapeo networking en el que pudimos degustar su deliciosa cocina y disfrutar de un servicio muy agradable. Este tapeo consistió en una tabla de quesos, berenjenas al Pedro Ximenez, croquetas, bacalao frito y una estupenda carrillada en salsa. Todo regado con los vinos de La Unión o cerveza y refresco, a elegir. Como postre un típico y delicioso pastel cordobés que puso la guinda a una exquisita velada
.
No queremos despedirnos sin recordar la iniciativa solidaria de Taberna 2.0 y cooperativa La Unión con sus “Vinos solidarios”, con la que podréis adquirir un pack de tres vinos: Algarabía Sauvignon, Rosado Los Omeyas y Tinto Los Omeyas Roble, cuyos beneficios irán destinados a la iniciativa “Ahora más que nunca” de Cruz Roja. Para más información podéis pasar por la página de Taberna 2.0. Así como dar las gracias a Bodegas Mezquita por su invitación al evento.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Tasca Bacco...

Nombre: Tasca Bacco

Ubicación: C/ Isla La Toja. Puerto Sagunto (Valencia)

Precio medio por persona: 18 euros.

Las críticas a esta tasca eran excepcionales, y sin duda fueron el motivo para probarla. El local se mueve entre paredes rústicas de piedra vista y una ambiente groumet, ambientado con el bullicio de quien está comiendo a gusto. Parece que prima el concepto de tapa modernizada y un ambiente selecto pero distendido. 

Nos animamos con la tapa de sobrasada con huevo de codorniz, seguida de la crep de boletus, brocheta de pollo con salsa de cacahuete y explotamos, literalmente, con las patatas "al montón"; acompañado con la bebida del famoso dios romano que da nombre al lugar. 

La verdad es que la tapa de sobrasada con huevo de codorniz es un placer en si misma, y si bien no era demasiado novedosa, no hay objeciones a la misma. Sin embargo, la crep de boletus resultó una innovación exquisita, donde la masa del crep se ajusta al sabor particular de los boletus, que se están acompañados de una suave salsa de queso. Es una experiencia a repetir. Lo mismo nos ocurrió con la brocheta de pollo, cuya salsa era una explosión de sabor y como cuando tomamos una cerveza y la acompañamos con cacahuetes fritos, no podíamos dejar de comer. Hasta que descubrimos... un pelo! Si señores, un pelo, procedente del vello del brazo de un hombre. En un alarde de compasión lo dejamos pasar," un error" nos dijimos...
Llegaron las patatas "al montón", con dos huevos fritos coronando las típicas patatas con jamón y pimientos. Indudablemente un plato para rebañar, las patatas tenían un toque de pimiento, como una reminiscencia de cuando compartieron freidora. Sin embargo, a punto de rozar el éxtasis, rozamos....un pelo!! Otro?!Sí, otro. Esta vez se lo dijimos al camarero, el cual nos atendió enseguida, retirando el plato y trayendo otro nuevo. Lo cierto es que nos atendieron sin dudarlo e hicieron de un mal encuentro, una buena experiencia. Sin malas caras, sin explicaciones extra. Disculpándose reiteradamente nos supieron compensar. 

Lo cierto es que la comida es una apuesta novedosa por las tapas clásicas, con buenas innovaciones. Y si bien el cocinero debiera trabajar con manga larga, lo cierto es que el trato no pudo ser mejor, enfrentándose de la mejor manera posible a esta desagradable sensación. De hecho, vale la pena correr el riesgo por semejante bacanal. 

martes, 29 de octubre de 2013

Restaurante Italiano Amore Bonapasta


Córdoba

Calle Reyes Católicos, 17  

Precio medio estimado por persona: 12 euros

Seguimos en Córdoba, ubicada en pleno centro de encontramos el Restaurante Italiano Amore Bonapasta. Aquí se nos presenta una tremenda dicotomía ¿Aprobado o suspenso?  Nuestra crítica solo se basa en dos  visitas, y además en ambas acabamos pidiendo lo mismo, porque en cierto modo la carta nos parece algo corta.


Comenzaremos describiendo el local, lo calificaría como bastante acogedor, si bien cuando el local está lleno puede ser algo agobiante, más aún si vas con tu pareja y te asignan una diminuta mesa "para dos" en la que tienes que hacer hueco a tu plato, cubiertos, jarra de sangría (en nuestro caso) y los platos que pidas. Es un local bastante cálido, que puede estar envuelto por una cierta atmósfera romántica siempre  y cuando no esté lleno, y estés más amplio que en el caso anteriormente relatado. Detalle curioso es que  cada silla tiene escrito el nombre de un personaje italiano, lo cual hay que reconocer que distrae bastante a la par que marca la diferencia. Pueden apreciarse más características del local en la foto. 

En lo referente al servicio, todo es muy positivo. Son bastante agradables y educados, desde la recepción hasta la hora de marcharse, siempre interesándose por el cliente y su opinión sobre los platos.

Ahora procederemos a la crítica de los platos como tal. Llegamos con ganas de tomar algún entrante, pero nada nos ilusionó, todo nos parecía bastante banal y nada atractivo, pan de ajo, ensaladas a nuestro juicio bastante "simplonas" (Mozarella, tomate, albahaca), etc. A la vista de los entrantes nos decantamos por pasar directamente a los platos principales, y la verdad es que la carta siguió decepcionándonos. No existe ningún plato especialmente atractivo, nada que leas y pienses: ¡Me muero por probarlo! O que simplemente no sepas lo que es. No obstante, hay que resaltar en la carta los Risottos, pues si es algo menos común, pero ninguno nos llamó la atención, a pesar de ir advertidos de que era lo mejor del restaurante.

Estudiada la carta en su totalidad, y sabiendo que no tentábamos a la suerte pues no había manera, nos decidimos por escoger unos ñoquis al pesto y una pizza vegetariana. Y ambos cumplieron lo prometido.  En primer lugar, la pizza era vegetariana si, pero los vegetales puestos azarosamente según los encontraba el chef, creo que solo dos coincidieron con la descripción de la pizza en la carta. Para ser aún más crítico, he de decir que las masas de las pizzas eran de dudosa frescura, si tuviera que apostar diría que era masa congelada, mas no pondría la mano en el fuego. Como último apunte negativo diría que la pizza tiene un tamaño irrisorio, "menos mal que pedimos los ñoquis" pensé yo... . No obstante, hay que destacar que la pizza estaba bastante buena, si bien, y como he dicho ya varias veces a lo largo de este post, no destacan en nada de cualquier otra.

A la par que la pizza llegaron los ñoquis. Y aquí si tengo que reconocer que me sorprendierón. Se trataba de unos ñoquis al pesto, pero a diferencia de lo que yo me imaginaba, estos se sirven salteados, que no en ninguna salsa pesada a base de nata o queso, que es lo que muchas veces me he encontrado. Estos estaban ligeramente salteados, con salsa pesto en su justa medida, no en exceso que en ocasiones se hace pesado y acabas hastiando el sabor de la albahaca. Era una salsa tremendamente sabrosa y con abundantes piñones naturales. La verdad es que fue una elección acertada. Además los ñoquis estaban en su punto, ni gomosos ni pastosos y se acompañaban con queso rallado ad libitum. Esto fue así la primera vez que fuimos, cuando el restaurante estaba prácticamente vacío, no así la otra vez, sábado a medio día con el bar abarrotado. Aquí el servicio dejó de ser tan atento, si bien es comprensible. Pero lo peor fue que en el plato de ñoquis se masticaba la prisa, los ñoquis no podían estar más correosos, y eso que estaban calientes, cuando se enfriaron no sabia si estaba cogiendo ñoquis o chicles Bubbaloo.

Y es aquí donde se me presenta la gran dicotomía, ¿Aprobado o suspenso? Yo desde luego, estoy buscando alternativas a la comida Italiana en Córdoba, al menos para para los fines de semana. Aunque tengo que reconocer que sigo teniendo ganas de probar esos famosos risottos. Sería cruel acabar si comentar las numerosas ofertas que presenta el restaurante entre semana, las cuales si que hacen que merezca la pena ir, y de hecho fueron el motivo de mi primera visita. Hasta aquí la entrada, la decisión de ir o no ya es vuestra. ¡Yo acepto proposiciones de otros restaurantes Italianos!

miércoles, 23 de octubre de 2013

Restaurante Bajo de Guía


Córdoba

Precio Medio aproximado por persona: 17 euros



Hoy nos trasladamos a Córdoba de nuevo, concretamente al barrio del Tablero. Allí, en la calle María la Judía, una de las más concurridas últimamente en lo que a gastronomía se refiere abrieron Jesús y su mujer su restaurante hace ya bastantes años. Por aquellos entonces no había tanta competencia en el barrio, ahora la cosa está más dura. Sin embargo su restaurante resiste todo tipo de tempestades gracias a la calidad y originalidad que este ofrece.


Jesús es un tipo afable y un enamorado de su trabajo, cuenta ya con años de experiencia en el oficio, y no duda en hacer de Metre, cocinero o camarero, dando siempre un trato de lo más cordial y cálido a sus clientes. Es un hombre experimentado, que sabe de lo que habla, y eso se traduce en su carta. Esta cambió recientemente, orientándose un poco más a la gastronomía de "raciones en terracita", que es lo que por esta zona se estila, no obstante, sigue teniendo una clase digna del mejor restaurante y esto se nota en los detalles.

Para la presente entrada, me centraré en varias de las veces en las que he ido a este lugar, comenzando por los entrantes y hasta los postres.


La carta es bastante amplia, muestra gran cantidad de tapas y platos que pueden tomarse de centro, y también se presentan platos de carácter más individual. En lo que a entrantes se refiere, yo destacaría el que para mi es un icono de este restaurante, su Ensalada de tomate, gulas y aguacate. Los ingredientes son los ya nombrados, todos perfectamente aliñados con vinagre balsámico, aceite y ajito. Esta ensalada es un acierto seguro. Habría que destacar también la Ensalada tibia de tallarines de calamar, se presenten tiras de calamar en salsa de soja, con  langostinos y frutos secos sobre una cama de espinacas y lechuga de hoja de roble. Hay que destacar, que las tiras de calamar al cocinarse adquieren una divertida forma rizada, dando un aspecto muy original a la ensalada. Para cerrar el capitulo de entrantes, destaco el Foia casero al Pedro Ximenez. No soy yo muy dado a este tipo de platos, pero el otro día me apeteció, y a mi parecer, no vale lo que cuesta, si bien reconozco no ser muy ducho en el consumo de estos platos. Predominaban sabores muy fuertes, como los de la mostaza de Dijon y las alcaparras que lo acompañaban, por lo que no llegué a disfrutar del plato en cuestión.


Entrando ya en platos más contundentes, comenzaré con las Habas con choco en su tinta y arroz. Me pareció una apuesta arriesgada al principio, comprobando al final que es el plato sublime. Se sirven por un lado las habas con el choco. Estas están tremendamente tiernas, al igual que el choco. Ambos se sirven en la tinta del choco con una salsa que hasta donde llego, tenía cebolla y algo de hierba buena, dando esta un muy buen toque de frescor al plato. En otro extremo del plato se dispone el arroz, no sé como expresarlo, no se si sería correcto decir que es arroz frito, el tema es que tiene un punto tostado y con sabor a ajito y aceite. Cuando se combinan ambas partes del plato la mezcla es increíble.

Cambiando un poco la terna, dejaremos de alagar, para comentar otro plato que en cierto modo me decepcionó. Se trata del Tar-Tar de Atún. Como quien no arriesga no gana, me lancé y pedí este plato. Se sirve el Tar-Tar con tostas para untar. Dicho plato consiste en pequeños trozos de atún, que se maceran con huevo duro, pepinillo, tabasco, y algunas especias que no llegué a diferenciar. Atendiendo al precio del plato, creo recordar que entorno a 20e, a mi parecer no merece la pena. No me satisface tanto como para pagar ese precio, ni me aporta algo que no me pueda aportar otro plato.

Por no alargar más la entrada, comento solo algunos de los demás platos, quizás no son tan originales pero son una apuesta segura. Destacando las Patatas Cortijeras, con huevo frito y jamón y algunos de los pescados y carnes que aparecen en la carta. A mi parecer, uno de los mejores el Calamar Fino a la plancha.

En lo referente a los postres, son todos caseros, llamando la atención la magnifica Tarta de chocolate, que no se define entre ser brownie, flan o pudin y tiene un sabor muy intenso. La solución en pedir un variado de postres y probar así todas las tartas.

El restaurante cuenta también con una amplia carta de vinos, y hay que resaltar que las bebidas no son especialmente caras, si bien una copa de cerveza cuesta 1.50e. Uno de los detalles que comenté con anterioridad, señal de buen restaurante, es que al terminar tu comida se obsequia a los comensales con un digestivo "ad libitum" según parezca, bien Predro Ximenez, Limonccelo, etc.

Concluyo diciendo que este no es un bar especialmente barato, y tampoco especialmente frecuentado por gente joven, pero es un bar donde siempre se ofrece un gran servicio y una gran calidad a un buen precio.


sábado, 21 de septiembre de 2013

PICCOLI

Nombre: Piccoli
Ubicación: C/ Asturias, 4 (Puerto Sagunto, Valencia)
Precio medio por persona: 15 euros

Más que una crítica gastronómica, hoy vamos a hacer una antología culinaria.En Puerto Sagunto abundan los restaurantes italianos, sin embargo cenar en Piccoli los sábados es ya todo un clásico entre los autóctonos. Por este motivo, explicar únicamente una cena, es privar al lector de un amplio abanico de platos a camino entre Italia y España.


ENTRANTES

En primer lugar, recomendamos no saltarnos los entrantes. Nuestra recomendación personal clásica es el carpaccio de buey con parmesano y rúccula. Estos tres ingredientes casan a la perfección, creando un sabor intenso y adictivo. Normalmente viene aderezado con un poco de aceite, vinagre y limón; y se toma con tostadas de pan. 
Aunque si lo vuestro no es la carne cruda, también se puede recurrir a un plato que si bien irrumpió con fuerza en el panorama gastronómico, ahora parece prepararse con desgana en algunos restaurante, excepto en este. Nos referimos al queso camembert frito con mermelada de arándanos. Comento esto porque en algunos locales parece que no se ha de prestar demasiada atención a esta combinación y el queso aparece prácticamente crudo. Sin embargo, en Piccoli te lo sirven con el punto justo para que se cree una capa crujiente, y lo combinan con mermelada de arándanos, más ácida, en lugar de con la de tomate, que suele quedar demasiado dulzona. 
Por otra parte, también es necesario apuntar lo que no recomendaría a nadie: las verduras a la plancha y el pan de ajo. Las primeras cumplen lo que prometen: son verduras a la plancha con un poco de sal, ni más ni menos. Muy parecido a lo que pueda hacer tu madre en un excedente de cosecha de calabacines, intentando mantener una dieta sana. Lo mismo ocurre con el pan de ajo, y lo cierto es que si vas a comer pizza el pan en si mismo es redundante.


ENSALADAS

Las ensaladas en el restaurante Piccoli son un must de la carta. Empezando por la del chef y acabando por la de queso de cabra. En primer lugar, empezaremos desde la ensalada de queso de cabra con pasas y frutos secos. Esta ensalada empezó siendo una acertada mezcla de lechugas rizada y de hoja de roble, con gruesos medallones de queso de cabra, pasas y vinagre balsámico de Módena. Sin embargo, con el tiempo, ese ligero sabor entre dulce y salado que aportan las pasas en contraste con el resto de la ensalada, ha dado paso a la crecida descontrolada de pasas y dátiles, quedando una ensalada dulzona y algo cargante. Este fue el detonante para empezar a probar nuevas ensaladas, como la de pollo y jamón cocido. Se trata de una alternativa sencilla que combina los ingredientes que le dan nombre, con queso a dados, nueces, mayonesa rebajada, lechuga picada y tomates. Lo cierto es que se come sola y su sabor no carga, así que es una opción ideal para aquellos que no quieran arriesgarse demasiado.
En la misma linea, aunque más original, también encontramos la ensalada del chef. Sobre una base de lechuga picada y tomate cherry, cortan queso feta y piña a taquitos, y la bañan con una suave salsa rosa. En algunos restaurantes he encontrado versiones similares como la ensalada tropical. Pero aunque todas estas ensaladas puedan abrirnos el apetito, recomiendo encarecidamente no perderse la ensalada tibia de invierno: sobre una base de lechuga, se añade queso, judías verdes, champiñones y jamón frito, todo ligado con mayonesa reducida. Una propuesta muy original con la que acabar esta sección y comenzar con... ¡la pasta!

PASTA Y PIZZAS

En esta sección es donde nuestras glándulas salivares empiezan a trabajar y se nos hace la boca agua. Podríamos hablaros de todas sus pizzas y de las múltiples combinaciones de pasta y salsa, sin embargo os vamos dar nuestra recomendación estrella. Tras año de catas, de interminables cenas y de rebañar platos hemos dado con la combinación exacta: fagotti rellenos de pera y queso con salsa de pesto rosso. Lo subrayo porque es una de las combinaciones más innovadoras y sabrosas de la carta. Los fagotti son algo así como pequeñas bombitas que van rellenas de queso y pera. No os preocupéis por la pera, da un toque dulce, pero no empalaga. Esta delicatessen se mejora con una ligera salsa de tomate, parmesano y jamón serrano (sin freír, natural), que decolora suavemente la superficie de la pasta y hace que el parmesano se adhiera a los fagotti en toda su extensión. Es toda una experiencia, coronada por el clásico y salado sabor del jamón español, un mestizaje inigualable. 
Sin embargo, también hay otra combinación que hace que rebañemos el plato y me refiero a los gnochi rellenos de mozarella y tomate con salsa de setas y trufa. Este descubrimiento nos dejó con la boca abierta, sin duda, pidiendo mas pan. El gnochi da una base acolchada para una salsa de setas más densa que sin duda es la protagonista del plato, decorada con trufa rallada. Su sabor engancha y si bien es un plato más consistente que los fagotti, es ideal en invierno, ya que se sirve bastante caliente. 

Respecto a la pizza, aunque la carta no es muy variada, nosotros sólo tenemos ojos para la pizza Píccoli. Sobre la clásica base de tomate y mozarella, se añade jamón de york, champiñones, pimiento verde y un huevo. La combinación de huevo con las finas lonchas de pimiento verde, renuevan el sabor y la textura de la clásica pizza que ya conocíamos, y nos pegamos por los trozos en los que más huevo ha caído. 

POSTRES
No se si después de probar todos estos platos podréis llegar al postre, pero si esto sucede, uno de sus mejores postres es la tarta de queso casera. No voy a describiros exactamente como es, porque ya os podéis imaginar cómo es una tarta de queso. Sin embargo he de deciros que se trata de un postre de calidad, con una suave confitura que lejos de ser dulzona le da un toque ácido. Muy recomendable.

BEBIDA
Sin rodeos os puedo decir que su sangría es una de las mejores que hemos probado en muchos restaurantes, ni aguada ni hiperalcohólica. La mejor opción para acompañar a estas obras de la gastronomía ¡italomediterránea!¡Salud!






viernes, 13 de septiembre de 2013

Long

Nombre: Long
Ubicación: Avd. Mediterráneo,129.  Puerto de Sagunto (Valencia)
Precio medio por persona: 18 euros

Nos trasladamos a una de las mejores playas del litoral levantino, pero esta vez no degustaremos su comida tradicional, sino una de las mejores consecuencias de la globalización. Junto al mar nos encontramos con el restaurante "Long" dedicado a mostrarnos las exquisiteces de la comida asiática. No se trata de un restaurante "chino" cualquiera, sino un local que ha hecho de la calidad y la distinción su máximo exponente. La entrada al restaurante recuerda al interior de una casa de té, pero modernizada, con madera oscura y paneles blancos, adornado con pinceladas de oro. Lejos queda la época de geishas en acuarela sobre un panel luminoso, mientras nos emborrachábamos de un rojo chillón. Cuando nos metemos en ambiente, notamos un detalle ya famoso en este local: su piano de cola. Los sábados por la noche no falta pianista para deleitar la velada. En poco tiempo ya nos hemos sumergido en una nueva Asia, más modernizada, y aun seguimos viendo el mar. 

Cuando nos traen la carta nos sentimos tentados por todo tipo de manjares, sin embargo tenemos la ideas claras: pato laqueado. Recomendado por varios conocidos, ya sentimos curiosidad y dejamos de lado cualquier tentación que le sirvan al vecino. Es más caro que cualquier otro plato (13 euros por persona), así que esta vez será lo único que probemos. Sin embargo, no nos quedamos con hambre, el plato en realidad son tres formas de comer pato: consomé de pato, rollitos de otoño y pato salteado con verduras; y además, es un espectáculo. 

En primer lugar te sirven el consomé de pato: un caldo con algas y pato, aunque las algas son similares a las acelgas. Se presenta en un cuenco con cuchara de porcelana y tiene un sabor muy intenso. Posteriormente traen un carrito a la mesa, donde la camarera tiene el pato laquedado, y en el momento lo cortan y lo preparan con palmito y setas chinas en forma de rollito, todo ello mezclado con una salsa granate que parece saber a mermerlada de fresa, vino tinto, anís y alguna reducción de balsámico. Esta salsa sin duda, además del pato, resultan prácticamente adictivas. Además, la camarera deja las alas del pato para poder dedicarte a una degustación sin límites. Finalmente, lo que sobra del pato se fríe con zanahorias, soja y la salsa que nos ha venido acompañando durante la cena. Tres formas de cocinar y disfrutar un ave magra y sabrosa. Muy recomendable.

Sin embargo, es cierto que puede llegar a ser un poco repetitivo y se hecha de menos un poco de arroz o tallarines. Aunque bien es cierto que el plato en si deja satisfecho. Aun así recomendamos no sólo este plato, sino muchas de las delicias orientales que se esfuerzan por preparar en este restaurante. 


domingo, 25 de agosto de 2013

La Tribu

Nombre: La Tribu
Ubicación: C/ de la Luz, 7 (Tarifa, Cádiz)
Precio medio por persona: 10 euros


Hoy nos desplazamos a uno de los puntos más al sur de la península, desde donde se pueden ver las montañas de África y nos envuelven rachas de viento que son el paraíso de los amantes del kitesurf. Nos referimos a Tarifa, donde se besan el mar Mediterráneo y el océano Atlántico, en la provincia de Cádiz.

Esta ciudad costera ha encontrado en el viento una atracción turistica y ha llenado el casco antiguo de restaurantes tan variados como su población. El ambiente cosmopolita que se respira en Tarifa, así como su aire playero, son un destino joven y veraniego. Sin embargo, la variedad de locales y sus precios pueden volvernos indecisos a la hora de comer. ¿Dónde comer en una ciudad llena de turistas, sin dejarte el dinero y evitado la comida para "giris"?

Nosotros encontramos "La Tribu", un pequeño local en pleno corazón de la ciudad lleno de buenas vibraciones. Esta pizzeria no tiene una carta demasiado variada, de hecho se encuentran desprovistos de entrantes. Sin embargo, su especialidad son las pizzas y los cócteles, y han decidido dedicarse plenamente a ello. En esta ocasión elegimos dos pizzas: la hawaiana y la vegetal con pollo, y las acompañamos con un tinto de verano. Ambas pizzas llevan la clásica base de tomate y mozarrella, sin embargo la vegetal con pollo se complementa con un variado de verduras y trocitos de pollo, mientras que la hawaiana se cubre de lonchas de jamón de york y los míticos trozos de piña que le dan su nombre. Respecto a su sabor, la vegetal con pollo se queda un poco sosa, sin un sabor definido y fue desplazada rápidamente por la hawaiana. Ésta última tiene el sabor ácido de la piña, pero rebajado por el gusto de una masa fina y ligeramente crujiente. Para los amantes del aceto de módena, esta combinación evoca el sabor mestizo de este vinagre: una comida salada que se define con un punto dulce.

Para finalizar, remarcaríamos que se trata de un local económico pero de calidad, especializado en pizzas, pero también en cócteles con alcohol, que probaremos en futuras visitas. En armonía con ciudad, La Tribu encarna el espíritu costero que buscamos en las noches de verano. Un lugar ideal para empaparse de la cultura kitesurf de la zona y comer por muy buen precio. 

jueves, 15 de agosto de 2013

Taberna Casa Bravo

Nombre: Taberna Casa Bravo

Ubicación: Puerta Amodóvar, Córdoba

Precio medio por persona: 12 euros.


Traspasando las murallas de la antigua Córdoba, cruzando la Puerta de Almodóvar, se encuentra la Taberna Casa Bravo, que junto con la Bodega Guzmán, podrían ser el último reducto de autenticidad Cordobesa del barrio de la Judería.

Este bastión de Cordobesía no ha sido atacado por las garras del turismo, su codicia y su banalidad, que lleva a todos los restaurantes a ser iguales y a perder sus gentes y tradiciones. Éste está siempre lleno de gentes del terreno, de costumbres, que catavinos en mano igual te dan conversación que te hacen pasar un rato de flamenco inolvidable, eso si, siempre espontáneo y cuando el cuerpo lo pida. ¿Qué pasan turistas? bienvenidos son, se empaparán de cordobesas maneras y se deleitarán con sus magníficos caldos de la tierra y su excelente cocina. Y es que la Taberna Bravo no es solo comer, es una experiencia, tanto si te acomodas en su terraza con vistas a la Puerta Almodóvar, como si te sientas en las típicas mesas con bancas o en su salón-comedor, donde se concentra su esencia.

En lo que a la cocina se refiere, predomina la cocina tradicional cordobesa. Desde mi punto de vista, y puedo decir que he probado casi toda la carta, he de destacar en primer lugar el salmorejo. Siempre tan cordobés, con la medida justa del conflictivo ajo y vinagre y una textura exquisita. Sabemos que el salmorejo está bueno de cualquier forma y a cualquier hora, pero combinado con unas berenjenas fritas es algo increíble. Destacables son también sus carnes, especialmente sus albóndigas y carnes de caza. Las primeras son la pura expresión de una cocina tradicional y artesana, casi califal. Son unas albóndigas en salsa te hacen viajar al sabor de la cocina de "abuela", sin que por el camino puedas parar de mojar en la salsa. En lo referente a la carne de caza destacaría el venado en salsa. Si la salsa de las albóndigas era fascinante con esta agotarás todo el pan mojando, y que decir de la carne, siempre tierna y con ese típico sabor que la caracteriza, que te transporta al bosque Mediterráneo y te hace creer que estas entre jaras y encinas.

Comiendo llegamos al plato final, la sorpresa que me tenia guardada Casa Bravo y que descubrí en mi enésima visita dada mi reticencia a probarlo. Tuvieron que venir amigos de fuera para dar el paso, y probar el Rabo de Toro, sí, con mayúsculas, porque tiene entidad propia. Si el salmorejo es cordobés el rabo más, y éste se lleva la palma. Siempre tierno y no excesivamente cartilaginoso a pesar de ser la parte del toro que es. Se presenta en un plato bastante original, en cama de patatas a lo pobre y bañado por una sorprendente salsa. Y digo sorprendente porque liga a la perfección con el inconfundible sabor de esta carne, con un punto de dulzor que no consigo determinar pero me recuerda a la miel de caña. Algo sorprendente y muy digno de probar.

Para terminar, el precio medio por una comida/cena me parece bastante apropiado teniendo en cuenta donde se ubica la Taberna y la calidad y presentación de los platos. Éste ronda los 12 euros por persona. Sin más, animaría a los cordobeses hastiados de franquicias, pizzerías, chinos, mejicanos, etc. a que se atrevieran a volver a sus raíces en esta taberna tan cuidada y de cordobesas maneras. Y a los visitantes les animaría a sumergirse en uno de los pocos rincones auténticos que nos quedan por la Judería.

sábado, 3 de agosto de 2013

Fusión by Sojo

Nombre: Fusión by Sojo
Ubicación: C/ Enrique Romero Torres, 14003 Córdoba
Precio medio por persona: 22 euros.            
                          

El sol de Córdoba nos invita a pasar al interior de un local de paredes de ladrillo visto pintadas de blanco, coronadas por unos ventiladores de aspas en forma de grandes hojas. Desde una silla de mimbre nos dejamos llevar por el ambiente relajado del restaurante, que parece decirnos que ha llegado la hora de abandonar el "fast food" y dedicarnos al placer de comer. Obedecemos.

Dentro de la variada carta que nos ofrecen, elegimos dos entrantes y un plato principal. Comenzamos con una ensalada de pollo crujiente a la vinagreta de sésamo y mayonesa de soja, pensando en una ensalada mejor conjugada y con más fuerza. Sin embargo, los tirabuzones de pollo crujiente eran el único punto fuerte del plato, ya que el sésamo y la soja son en si mismos bastante insípidos y no aportaban nada al conjunto. Pese al intento de estos dos elementos por unir el pollo a la lechuga, lo cierto es que al final no conseguías que los ingredientes se llegaran a combinar.

Por otra parte, en anteriores ocasiones nos sorprendió una salmorejo de fresones con queso en polvo y pan cristal, ahora elegimos como segundo plato su sustituto estival: el salmorejo de cerezas, queso en aceite y polvo de Ángelus. Esta forma de combinar el salmorejo con el polvo de queso es sin duda el plato fuerte de la casa. No hay nada que decir en su contra, resulta una combinación perfecta. Asimismo, la combinación del salmorejo y las cerezas resulta en una mezcla menos fresca, pero más intensa que la combinación con fresones. Aunque personalmente nos gusta más el toque de fresón, reconocemos que las cerezas son una combinación más intensa pero muy recomendable.

Después del buen sabor de boca que nos dejó el salmorejo, pasamos al plato principal: una Presa Ibéríca del Valle de los Pedroches, de la Cooperativa COVAP según rezaba la carta. Si bien los platos anteriores nos complacieron bastante no fue el caso de este. No obstante, hemos de confesar que no era la primera vez que lo pedíamos. Podría ser, que quizás fuese por agravio comparativo por lo que no nos pareció tan digno, pero no es el caso. Para comenzar, la camarera no preguntó como deseábamos la carne, a lo que contesté poco hecha, mas  fue irrelevante. El plato constaba de cuatro piezas de carne, con un corte bastante irregular, a cada cual más heterogéneo, siendo extremadamente fina por un extremo y gruesa por el otro, y por tanto quedando muy hecha o poco. Una pena destrozar una carne tan buena de este modo.
No merece menos crítica la desde nuestro punto de vista la pobre presentación del plato, atendiendo al lugar en que nos encontrábamos y al precio de éste. Como dije anteriormente, se disponían cuatro trozos de carne en un austero plato redondo, teniendo por acompañamiento puré de patatas y de calabaza. Si bien hay que recalcar que ambos eran bastante sabrosos, y el segundo bastante original, también hay que destacar que el plato adolecía de otros acompañamientos ya usuales en este restaurante. Me refiero a  pimientos de Padrón fritos, y una gelatina  (creo que a base de alguna aromática o frutas tropicales)  bastante sabrosa e ingeniosa, que aportaban el punto de originalidad y distinción a este plato en anteriores ocasiones.

Para finalizar la comida, optamos por el minestrone de frutas con sorbete de mojito, una auténtica delicia. El plato consta de un variado de frutas cortadas en pequeños trozos,que bordean una bola de sorbete de mojito y bañado en un almíbar, empapado de las esencias de diferentes plantas aromáticas. La combinación de estos tres elementos resulta en un sorprendente y fresco sabor, que lejos de empalagar como otros almíbares, invita a vaciar el plato. Nos vamos con buen sabor de boca.

Para concluir, es necesario añadir que merece la pena venir a este restaurante para probar cosas nuevas y salir de la rutina de los restaurantes y tabernas cordobesas. No obstante, dados los resultados de nuestras dos visitas se puede intuir que la cocina no es siempre igual, o bien que la calidad ha bajado, ya que estando el restaurante con pocos comensales, en esta última visita  la carne dejó que desear, no así en la primera. En lo referente al precio, se podría decir que se está pagando el ir a un restaurante diferente, con una carta atrevida como pocas hay en Córdoba, y eso incrementa el precio.