Ubicación: C/ San Diego nº1- Santa Faz (Alicante)
Precio medio por persona: 25€
En la ciudad de Alicante, en el periférico barrio de Santa Faz, nos encontramos con un local que parece no encajar con la estética del barrio. Se trata de una tienda-restaurante gourmet (así se autodefinen), decorada con una amplia gama de sus propios productos en estanterias de madera desnuda. Sobre un fondo negro se distinguen productos de la "terreta", incluyo su propia cerveza, y algunos llegados desde zonas como Galicia o Cantabria.
Uno de los pocos comentarios negativos que habíamos escuchado aludía a su reducido espacio, y los confirmamos desde el primer momento. Nos asignaron una mesa encajonada entre varias estanterías y la puerta, con miedo a romper algún producto nos sentamos resignados. El local cuenta con una barra periférica y otra interior, creando un pasillo estrecho y dejando poco espacio para las mesas.
Por el contrario, un punto positivo se lo lleva el servicio. La atención fue inmediata y bastante eficaz, dos cervezas, unas aceitunas por parte de la casa y un entrante de degustación nos sirvieron para abrir boca.El entrante consistía en una efímero crujiente de pulpo sobre una base de hojaldre.



El toque dulce de la noche llegó de la mano de una coulant de chocolate negro que no se hablaba en el plato con el helado de vainilla. En este punto de la velada la "modernidad" de colocar el coulant y el helado en una plato tan grande y distante, llegó a ser ridículo. Anunciaba la carta que el postre tardaría unos 15 minutos en salir, nos hizo sospechar que tardara solo cinco. De hecho el coulant daba la impresión de haberse calentado al microondas y de chocolate negro no tenía nada. Si bien habíamos escogido este postre con el deseo de rebosar nuestros estómagos, volvimos a casa con hambre.
La sorpresa más agradable la noche la puso un vino dulce llamado "Cristali", denominación de origen Alicante. Un vino muy agradable, con un toque afrutado, especialmente a litchie,y los característicos matices que aporta la variedad moscatel, pero sin resultar nada empalagoso. Así concluyó nuestra velada "gourmet", de la que verdaderamente salimos con hambre y preguntándonos si no habríamos escogido inadecuadamente. Lo que si estaba claro es que la relación calidad precio no fue de nuestro agrado.
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